“Comprender que hay otros puntos de vista
es el principio de la sabiduría.” Thomas Campbell

“Cuando entiendas que hay otra forma de ver las cosas,
comprenderás el significado de la palabra tolerancia.” Dalai Lama

“Respeta las ideas de los demás, aunque no estés de acuerdo y no entiendas sus razones, pero
respeta”

El individuo como centro y orígen de la actividad intelectual del pensamiento humano merece una reflexión desde la perspectiva filosófica. Con este propósito, y con el sólo afán de ser lo más claro posible en este intento por plantear mis ideas, comenzaré por indicar que el producto del intelecto emanado del individuo, no es ni más ni menos que el producto de su afán por aportar y hacer valer sus ideas para que éstas constituyan una impronta positiva en su entorno social –o al menos así debería ser-, en cualquiera de los ámbitos del qué hacer cotidiano.

Partamos del hecho que el ser humano no es perfecto, por el contrario, en el mundo del “deber ser”, en el plano “ideal”, esa debe ser su aspiración, es decir la búsqueda por la perfección en los distintos campos de la vida emocional y moral entendiendo ambos campos desde la concepción tradicional del bienestar psíquico y la idea de lo justo y de lo debido. En ese orden de ideas, desde esa sola plataforma de análisis filosófico –si se me permite la palabra- todos los individuos habríamos de aspirar al cultivo del conocimiento y de nuestro acervo cultural, pilares sobre los que ha descansado en gran medida el desarrollo de la humanidad y que ha sido el engranaje mediante el cual gira la posibilidad de plantearnos las grandes cuestiones e interrogantes de nuestra existencia. La verdadera razón de la humanidad debería –aspiracionalmente hablando- buscar la realización personal a través de la búsqueda de valores como la tolerancia, la verdad, la solidaridad, la búsqueda incansable de la justicia y el bien común. Es en esa búsqueda incansable por alcanzar tales objetivos, en donde radica la esperanza de cada individuo y evitar así, talvez, el retroceso de la sociedad en el campo de la moral y de la ética.

La filosofía nos ayuda en esa búsqueda a la que me refiero en el párrafo anterior (filosofía del griego “filein que significa amar y sofia que se refiere a la sabiduría”) y, al respecto, cabe preguntarnos ¿cuál es el sentido de la existencia humana si enfrentamos la objetiva realidad de ser una especie que arrastra preocupaciones, iras, violencia, egoísmo e infinidad de antivalores como el egoísmo, la envidia, la ira, la mesquindad?. Las respuestas pueden ser diversas y sin lugar a dudas sujetas a discusión y análisis y es precisamente en este punto en el que mi aporte tiene significación ya que, en mi opinión, somos nosotros como personas individuales quienes debemos encontrar la mejor respuesta a la interrogante planteada intentando comprender la vida como un viaje de crecimiento y constante perfeccionamiento que es, al cabo y al fin, el verdadero sentido de nuestro paso por la existencia persiguiendo la felicidad, la armonía, la paz y haciendo propios los valores y principios a los que me he referido en este breve ensayo cuyo único interés lo constituye el compartir mis opiniones personales en un tema que nunca perderá actualidad: ser una persona de bien.

Finalmente, la mejora constante de nuestro plan de vida implica, obligadamente, una lucha constante contra nuestros egos y el afán incansable –como el título del ensayo lo indica- de proyectarnos como mejores personas o individuos sin que por ello perdamos de vista, nunca, la verdadera razón del hombre: su progreso integral en todos los campos de la vida.

Juan Rafael Sánchez Serrano

2020