Llegué a este libro como mucha gente llega a ciertas obras literarias: un interés ligeramente vulgar, y definido por la cultura de nuestros tiempos, las películas. Traumnovelle, de Arthur Schnitzler, inspiró la última cinta del famoso director Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut. Si bien en el momento de su estreno fue incomprendida y tachada por su gratuidad erótica, el filme se mira mejor con los años. Pero regresando a la cuestión del libro, podemos apreciar diferencias de contexto y ambientación.

El libro se sitúa en Viena, en los albores del siglo XX, mientras que en el filme nos encontramos en una enrarecida Nueva York de los años noventa. De lo contrario, la cinta es bastante fiel al texto, exceptuando ciertas cuestiones de adaptación, ineludibles del medio cinematográfico.

El protagonista de la novela, el doctor Fridolin, tiene una pequeña crisis matrimonial cuando su esposa, Albertine, le confiesa que en un viaje familiar por las costas de Dinamarca, estuvo a punto de engañarle con un extraño.

Tras la confesión, Fridolin se embarca en una noche llena de peligros eróticos y oportunidades de avances sexuales, pero por su férrea fidelidad a su esposa, desiste. La culminación de sus andanzas tiene lugar cuando se encuentra casualmente con su antiguo colega Nachtigall, quien tras dejar la escuela de medicina, se convierte en un pianista de poca monta. Pero Nachtigall le comenta a Fridolin que en los últimos tiempos, toca el piano con los ojos vendados en casas donde se celebran las orgías más inimaginables. Cabe decir que el libro podría calificarse de ligero, nada novedoso desde un punto de vista literario, pero muy entretenido, preciso y ameno.

Es de particular interés el último tercio de la obra, donde la psicología de Fridolin se retuerce, y el libro nos regurgita algunas líneas dignas de anotarlas en algún papel membretado. Nos encontramos con una obra que transpira psicoanálisis freudiano y decadentismo vienés. Un deleite en las descripciones de sueños, y en la relación entre sexo y muerte.