El primer relato que se puede leer en Una novela criminal narra el secuestro de Valeria Cheja, en agosto de 2005, los días de su cautiverio, la descripción del hombre que se hizo cargo ella  -conocido como El Patrón-, el miedo, y luego su liberación; el primer triunfo importante de la Agencia Federal de Investigación (AFI) de México.

Es una historia que introduce a otra y a la que se vinculan muchísimas más, es la historia que abre las puertas al caso Cassez-Vallarta, que ha puesto en tela de juicio, en diversas ocasiones, a las autoridades del país.

Una novela sin ficción, documental, así la ha definido su autor, Jorge Volpi. El texto está hecho a partir de entrevistas, recuerdos, el análisis de documentos judiciales y el funcionamiento de medios de comunicación.

Han sido ya varios los autores cuya obra surca el periodismo y la literatura. Truman Capote lo hizo en A sangre fría, por ejemplo. También hay medios como El Faro en El Salvador o Gatopardo en México, que se han dedicado a publicar crónicas sobre la realidad de sus países.

En ese sentido, desde la teoría de la crítica literaria, podríamos enfrentarnos ante un problema de definición. Si retrocedemos hasta Aristóteles, en El arte poética, cuando habla del arte se refiere a la mimesis -imitación de la realidad- como un recurso para justificarlo. Desde esa perspectiva, la obra de Volpi, al afirmarse como una reconstrucción fidedigna de los hechos, sería nada más una crónica larguísima.

Sin embargo, Aristóteles también se refirió a lo que ahora conocemos como lenguaje literario; la polisemia, esa diversidad significados que puede otorgarse a un signo. Y en ese sentido, la obra ganadora del Premio Alfaguara de novela 2018, puede considerarse como literatura gracias a las “libertades narrativas” que se permite Volpi en ocasiones, libertades mínimas, por supuesto, al procurar que éstas no “manchen” la realidad que intenta denunciar. Hay un ritmo, una voz que le permite dar esa categoría de arte.

La no-ficción en la literatura es cada vez algo más frecuente. Principalmente en el periodismo, que en muchas ocasiones se vuelca hacia un lenguaje literario, hacia un ritmo que acompaña la descripción de un hecho. Esto no resta, en ningún caso, el riesgo que toma Volpi al escribir una novela en la que no intenta ser espejo o fotografía, sino dar cuenta de la realidad misma.

¿La historia? La reconstrucción del proceso judicial que acusa a Florence Cassez e Israel Vallarta de liderar la banda de secuestradores Los Zodiaco. Esto a partir del análisis del proceso y sus contradicciones, la manipulación mediática por que hacen Televisa y TV Azteca para montar un operativo policial en el que son “capturados” y narrar, hasta donde se lo permite la realidad

Otro detalle que es importante resaltar es la profesión de Volpi, que es abogado. Dirá la estilística de la percepción que el autor no es relvante al estudiar la funcionalidad de una obra, pero en este caso, ese narrador deficiente, que es el autor, sí que aporta muchísimo. Porque son las preguntas que se hace, su visión de los hechos, su capacidad de análisis, la que permiten la construcción del relato.

Así como Mijail Bajtín consideró importantísimo el recurso del contexto al momento de elaborar una novela realista, pues este influye en gran parte en la toma de decisiones de los personajes y cómo éstas dan sentido a la trama, es la capacidad de observar, de cuestionar y de escudriñar en el caso lo que permite al autor darle un sentido a su narración.

Porque la historia existe, con muchas aristas, con muchas visiones, pero es a partir de un por qué, que este relato encuentra sentido. Porque cuenta la historia desde todos sus ojos, desde sus improbabilidades, desde las dudas que surgen en un caso y que ponen al descubierto el trabajo de los medios al servicio de cietos intereses, del terrible funcionamiento de la justicia en México y la crisis política que puede provocar un caso en las relaciones de dos países.

Concluyo con estas impresiones:

  • Al iniciar la lectura, el texto me pareció una herramienta para quienes se dedican al periodismo, sobre todo al narrativo. Resultó, sin embargo, también una pieza hermosa para comprender cómo funciona el sistema de justicia en México, la presunción de inocencia y el debido proceso.
  •  Nos encontramos ante una novela documental o sin ficción, un reportaje narrativo largo. El narrador, del tipo deficiente, da cuenta de una serie de entrevistas, informes judiciales y retazos de documentales, testimonios y publicaciones sobre el caso Cassez-Vallarta para construir el relato. No es una obra cronológica. En ocasiones puede tornarse repetitiva y es imposible llegar a darse una imagen completa de los personajes porque, en este caso, son personas.
  • Existe suspenso. No la considero una novela policíaca, aunque sabemos que existe un crimen, la obra se centra más bien en detallar la manipulación mediática y judicial por parte de Televisa y la Agencia Federal de Investigación de México.
  • Novelas como A sangre fría de Truman Capote o El hijo de casa de Dante Liano ya han tomado casos reales para construir una historia literaria a partir de técnicas periodísticas para relatar. En este caso, lo que más se rescata, es el trabajo de investigación que busca ser completamente fiel a la realidad y, a su vez, mantener un ritmo literario que le otorga la categoría de novela sin surcar, en ningún momento, la ficción.

La novela es un trabajo que realmente vale la pena leer.

 

UNA NOVELA CRIMINAL

UNA NOVELA CRIMINAL

JORGE VOLPI

ISBN: 978-1-947783-33-1

Editorial: ALFAGUARA USA

Nº páginas: 0

Año de edición: