Stieg Larsson y Lisbeth Salander

From Sweden with love

Mi encuentro con ella fue sutil. Ese tipo de cosas que te pasan cuando menos lo esperas. Un sábado por la tarde, sin ganas de volver a casa después del trabajo, decidí ir al cine y ver que había. Entonces leí un título “La chica del dragón tatuado” que no me dijo mucho pero algo hizo que quisiera ver la película y saber de qué se trataba. Llegué 10 minutos tarde y ya había comenzado. Pero algo en el personaje, su distancia del mundo, su capacidad para encontrar información y su ferviente deseo por ajustar cuentas me dejó con ganas de saber más.

Encontré tres películas más y me quedé con el corazón detenido. A pesar de esa sensación liberadora que deja el saber que se hizo justicia y que era libre de las ataduras gubernamentales,  aún a pesar de eso, me quedó la sensación de haber despertado hacia una realidad que antes parecía insignificante y la oscuridad del mundo fue más cercana a mí.

Tiempo después encontré el libro y no pude resistirme a leerlo. Sus páginas a su vez me revelaron cosas que desconocía. Descubriendo a un personaje, a una chica un poco rara con una fuerza de voluntad inquebrantable, que come pizza, coca colas y que fuma demasiado (gustos que el escritor comparte con su personaje) hasta descifrar el dilema en cuestión. Le gusta meditar en silencio junto a la ventana mientras su mente construye escenarios y contempla las miles de posibilidades antes de tomar una decisión y sus posibles consecuencias. Me sorprendió esta fascinación por la alternatividad de las situaciones, por sus complejos procesos de creación y como al ejecutar sus planes quedabas en vilo mientras devoraba el libro con el corazón latiendo a mil por hora.

Se puede palpar la indignación del escritor, la furia de sus personajes, su deseo de justicia, su valor para contar la verdad y hacerla evidente ante todos. Es a través de la fuerza que transmite que sus millones de lectores formamos una legión.

Y sentimos el alma volver a los pies cuando decidieron continuar con la saga, pero no es lo mismo, no es la voz de Larsson la que despierta la atención, no es la misma Lisbeth, aunque todavía queramos saber más de ella, de sus aventuras, recordando que hay  secretos entre ella y el autor que van a quedar sin revelarse para siempre. Son dos historias alternas que nos cuentan algo y que no tienen comparación.

Así es como un día paseando por una librería, al final del estante un libro se cae y al levantarlo me topé con los tres títulos: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con un cerillo y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire.  

Allí estaban, llamándome y me dejé convencer y apasionarme por las convicciones que promueve. Precisamente por ello una vez al año recurro a ellos para recordar que la fuerza está en la unión, que los amigos son más que hermanos, y que la amistad es la forma más pura de representar el amor. Si un día alguien teme a sus monstruos, Lisbeth representa esa mano que desafiando el panorama es capaz de decirnos que nada es tan poderoso que una voluntad firme no pueda enfrentar y desafiar.

No sería lectora de la novela negra si no fuera por esta trilogía perfectamente detallada, descrita y desarrollada. Larsson confiaba en su historia, tal y como cuenta la editora del sello editorial que aceptó el reto de publicarlo, tres manuscritos perfectamente escritos, encuadernados, presentados como una trabajo de investigación que no deja lugar a las dudas.

Hoy conmemorando los 10 años de la publicación del primer libro de la trilogía traducido al español. Los hombres que no amaban a las mujeres.  Recuerdo como un libro puede transformar la forma en la que vemos y aceptamos el mundo. Somos pequeñas voces, pero el rumor crecerá. Y espero, despertemos de este sueño eterno que es la indiferencia.

En la voz firme e implacable de Larsson, el periodista, no quedan dudas del poder de una denuncia, para él en esta historia no hay Estado que oculte la verdad el tiempo suficiente ni ciudadano que deba permanecer inmune ante la corrupción, la violencia, el maltrato hacia las mujeres, los hombres que las odian, las instituciones que velando por el bien son enceguecidas por el institucionalismo y la comodidad. Aquí es donde aparece como un pulmón ante la indiferencia social que duerme en un mundo aparentemente perfecto.

Stieg Larsson
LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

STIEG LARSSON

ISBN: 978-84-233-5181-7

Editorial: DESTINO

Nº páginas: 688

Año de edición: 2017