Todavía no estoy seguro de lo que comprendí al terminar de leer una narración tan intensa y real, ni siquiera luego de más de un año en que busqué y leí otros textos que pudieran estremecerme al mismo grado o similar. Nástenka sigue presente en mi pensamiento, aún creo (mas no sé cuándo ocurrió) que soy el protagonista de aquella breve novela de Dostoyevski.

En ciertas regiones de San Petersburgo, durante el solsticio de verano, ocurre un fenómeno natural en que se atrasan las puestas de sol y se adelantan los amaneceres. Este fenómeno le da nombre al escrito que hago mención: “Noches Blancas”, y es una historia bastante breve, donde participan al menos cinco personajes e importan dos únicamente, o eso pensé hasta darme cuenta que tal era la fuerza de sus palabras que la inmersión al personaje principal (sin nombre) era inevitable, entonces se vuelve personal y estoy ahí creyendo en la joven Nástenka. Esa última luz, aquella esperanza, encanto, escape divino de un mundo solitario, indulto a una condena impuesta con injusticia, no importaban los otros, no importaba yo, se trataba de Nástenka y su inmaduro corazón, desdichado que fui al no darme cuenta de una traición inminente aunque accidental, el atropello de todas mis ilusiones, todavía no sé si ha sido mofa de mis emociones, si ha sido intencional el oprobio o sólo estoy resentido con la idea de que mi confianza sobre su corazón y el mío flotaba distante, sin viento que diera guía o levante, en caída perpetua, silenciosa y tardía, pero acogedora, porque era mía.

Así desperté, dándome cuenta que no era Nástenka y nuestro héroe sin nombre, sólo dos, el autor y el lector: El ruso y el amor.

NOCHES BLANCAS

NOCHES BLANCAS

DOSTOYEVSKI, FIODOR

ISBN: 978-84-16365-14-2

Editorial: MESTAS

Nº páginas: 96

Año de edición: 2015