En 1980, la periodista Irma Flaquer fue la columnista más leída en Guatemala. El 16 de  octubre de ese año, se unió a la espantosa lista de desaparecidos de la dictadura militar.

Desaparecida. Una periodista silenciada, la historia de Irma Flaquer, de June Carolyn Erlick nos recuerda el valor de Irma como periodista y como persona, y el enorme peso de la violenta censura que sufrió.

Hoy estamos a 34 años de su desaparición y hemos pedido a algunas de sus familiares y amigas que nos ayuden a recordar también que Irma fue eso mismo para muchas personas: una amiga, una confidente, un hermana, una tía. Los textos que siguen son un recordatorio de la dimensión cercana de Irma Flaquer.

Agradecemos también a Isabel Ruano que comparta con nosotros y con ustedes la canción que compuso en memoria de Irma: Hechicera Miel

El siguiente texto fue escrito por Anabella Flaquer, hermana menor de Irma:

Recuerdo la llamada de mi prima, Tití, dándome la noticia de la desaparición de mi hermana y la muerte de mi sobrino, Fernando. Finalmente recibí la noticia que tanto temía, porque cada vez que me llamaban, al escuchar el clic indicando larga distancia, temblaba de miedo, me costaba aparentar calma, contestar a sus saludos cariñosos era un tormento. Mis nervios se calmaban. Al darme cuenta que la llamada era para saber de mi hija, Ana Victoria Teresa, y de mi persona.

Explicar mi dolor es imposible, al perderla, perdí a mi consejera, mi amiga, la persona con quien podía hablar sabiendo que me escucharía sin críticas, con ese interés que ponía cuando escuchaba las tristes historias de tantos guatemaltecos.

En una foto, ella de rodillas escuchaba el testimonio de un herido en silla de ruedas, su rostro levantado hacia él, sus ojos brillantes fijos en él.

Mi hermana me explicaba que su razón para seguir exponiéndose con sus escritos, era su amor por Guatemala.

Su columna “Lo Que Los Otros Callan” era su arma, en ella clamaba por compasión para el pueblo que sufría calladamente. Sabía que Guatemala podía ser un país feliz, y próspero si solo los gobernantes ayudaran y ella señalaba en su columna sus abusos. Si solo la dejaran ayudar en lugar de matarla, si solo tuvieran compasión y me dejaran enterrarla.

Guatemala perdió a una mujer valiente, con una visión poco común. Siendo tan delicada y muy femenina.

Sufrió dos atentados para callarla. Lo que lograron fue hacerla más decidida a luchar con su columna, su arma de fuego.

June Erlick, Directora de Revista de Harvard Review de las Américas escribió un libro tanto en inglés como en español acerca de la vida de mi hermana, dedicó muchos meses en Guatemala, leyendo sus artículos, también entrevistó a muchas personas, tanto en Guatemala como en Nicaragua y en México.

Le agradezco su intenso trabajo.

Mil gracias a la Sociedad InterAmericana de Prensa (SIP), especialmente a Ricardo Trotti.

Anabella Flaquer

El siguiente texto fue escrito por Irma Chavarría Azurdia (Mimí, la prima de Irma que vivió con ella de pequeña):

IRMA FLAQUER,
HERMANA, PRIMA, MUJER Y PERIODISTA

 Recuerdo como si fuera ayer, Irma sentada en la habitación leyendo, yo arreglando su ropa en el ropero blanco. La ropa  olía a perfume y me gustaba mucho arreglarla. Al terminar le pintaba las uñas largas y muy bien cuidadas. Yo tendría 11 ó 12 años y disfrutaba mucho estar con ella, especialmente los fines de semana. Cuando platicábamos, escuchábamos música clásica y me contaba sobre lo que estaba pasando en Guatemala. Me enseñaba fotos de sus viajes y me decía cuánto daño y cuánta tristeza puede haber cuando se tienen diferentes puntos de vista y cuando un gobierno es militar y la represión que puede ejercer.  Recuerdo a Irma como una hermana mayor hermosa y elegante que admiraba y anhelaba ser como ella.

Pasó el tiempo y continuábamos viviendo juntas. Ella ya no estaba mucho en casa,  yo iba al colegio y ya tenía un novio. Sin embargo, la veía preocupada a pesar que estaba trabajando con le esposa del Presidente. Me sentí muy triste cuando estalló la bomba en su carro. Yo pensé que se iba a morir. Recuerdo bien cuando la vi después del atentado. Ella estaba muy mal, por fuera y por dentro. En ese tiempo ya no platicábamos mucho, Irma estaba mucho tiempo afuera de la casa. Recuerdo a mi prima inteligente y capaz de hacer lo que se proponía.

Por ese tiempo, asesinaron a un primo muy querido, murió una tía que las dos queríamos mucho y también murió nuestra abuela. Nos cambiamos de casa e Irma también se fue con nosotros. Luego  me casé y me fui de la casa a formar mi familia. La veía con menos frecuencia, a pesar de que estaba pendiente de ella. Me daba temor que le fuera a pasar algo malo porque ella seguía escribiendo. Recuerdo a Irma como una mujer valiente y aguerrida.

Hay tan pocas personas que entregan la vida por su pasión. Irma lo hizo. Entregó lo que poseía, lo que sabía y en lo que creía. Todo por considerar que vale la pena luchar por los derechos de los demás, de aquellos que, teniendo voz, no son escuchados y que ella, siendo periodista, podría ser su voz y escribía a gritos, LO QUE OTROS CALLABAN. Recuerdo a Irma como una periodista de corazón que entregó su vida por los que no podían hablar.

Irma Chavarría Azurdia (Mimi)