¿Qué pasaría si nos encontráramos con un perro y resulta que llevamos su mismo nombre? Bueno, a mí ya me ocurrió un vez, pero de suerte fue en un libro, precisamente así se llama el perro de esta historia. Si me pasara en la vida real y gritaran ¡Wellington!, voltearía a ver y me toparía con la sorpresa de que se dirigían al perro. Bueno el hecho es que hallar a un tocayo me estimuló a seguir leyendo.

Entre muchas de las cosas que me han pasado en Sophos, una de las más chistosas fue encontrarme con este libro. El autor es relativamente joven, nació en 1962 y es de Inglaterra, estuvo involucrado en actividades con niños especiales; ésta es su primer novela la cual da una muestra de su talento.

Wellington (el perro), fue asesinado. Esta es la historia del niño que, actuando como detective, descubre las causas del incidente del perro. Él no sabía que al hacerla de Sherlock Holmes, descubriría incluso las causas por las cuales su vida estaba en ese orden. Al mismo tiempo daría un giro a su forma de vida. A través de la narración nos desvela su personalidad, opiniones e inquietudes que son lo peculiar de la novela.