SOPHOS NUESTRO RINCÓN / MARILYN PENNINGTON-VANIA VARGAS

Hace meses encontré dentro de una caja metálica de chocolates, entre hilos y fotos, un cuaderno de mi madre; sus apuntes dentro de hojas de cuadrícula hechos con un lapicero Bic azul partían de sus lecturas de la Biblia y de varias reflexiones acerca de lo que opinaba del caos del mundo. Las notas estaban fechadas diariamente hasta la mañana en la que sufrió un derrame y me dejó completamente solo en el mundo. Nunca supe de ese cuaderno, aunque ella siempre quiso escribir un libro; cada mañana tomábamos café y hablábamos de todo, ella me leía El Periódico y opinaba, su sabiduría era extensa y creo haber captado todo eso, pero jamás imaginé que escribiera poesía, fue algo que resguardó para sí misma; así que me di a la tarea de trascribir con amor ese cuaderno y enviarlo a todos mis contactos.

Mi madre tuvo un rinconcito en su vida, un lugar intacto de las vanidades o los absurdos de la vida cotidiana en Guatemala. Ese espacio que podríamos llamar fe, una mezcla entre la perseverancia y la claridad en cuanto a lo que amamos, algo ausente de engaños, una sincera serenidad absoluta.

Marilyn Pennington me da un libro el día justo en que terminé de transcribir el cuaderno de mi madre. Lo leí esa misma noche, me conmovió tanto la prosa limpia y esmerada de mi amada Vania Vargas; sentí un viaje a ese origen de todo sueño, una enumeración amable de anécdotas, principios, gustos y fantasmas de sueños. Una librería en Guatemala, ¡vaya si no se necesita mérito para emprender algo como eso! La dedicatoria por demás afectuosa que me anotó en la segunda página y la tímida sonrisa de una mujer con la que coincidimos poco, pero que nos guardamos un afecto auténtico desde que naciera este pulmón de la sensibilidad para una sociedad tan golpeada y pringada de odios como lo es la guatemalteca.

El libro tiene tres partes: una autobiográfica, la búsqueda de una identidad cuando se es hija de migrantes y ese ejercicio de rastrear nuestras raíces; la de la lectora, es sorprendente la lista de lecturas que registra y las razones que apunta para definirlos como libros elementales; la experiencia como emprendedora y el espacio de reconocimiento que le da a sus colaboradores. 

Pienso en mi incansable amigo Philipe Hunzinker, su abrazo en tiempos difíciles, los libros que me ha regalado, el espacio que hemos compartido… uno extiende su familia hasta donde el amor alcanza en la vida. Sirvan estas palabras para decirlo todo en un pequeño poema:

En un tiempo donde todos quieren brillar
la única rebelión es transformarse en una ceiba
que sólo ofrece sombra y compañía.

Javier Payeras

Cerrito del Carmen, 1 de marzo 2024