Ya lo dijo Vivian Gornick: «Al llegar a la última página he sentido tristeza al dejar una compañía tan inteligente, que me ha proporcionado tanto placer e incluso, por momentos, felicidad».

Y es eso justo lo que se experimenta, en la lectura uno ha mantenido una conversación extensa, inteligente y acogedora con Sigrid. Una autoficción íntima que nos narra un recorrido por la amistad, el suicidio y la escritura.

Es imposible no aferrarse a estas páginas si uno ha experimentado la compañía hacia una mascota, también no se puede pasar indeferente a las citas de escritores y escritoras, y mucho menos ignorar que el trasfondo es lo urbano, algo a lo que muchos nos sentimos cercanos.