El lenguaje podría considerarse un organismo vivo, un organismo que crece, se adapta a su entorno y tiene sus propias características peculiares, varía, se transforma, se diversifica, copia o imita, influencia y persuade, es incomprensible para unos y ligeramente familiar para otros, y así como un organismo que surge y crece, el lenguaje también se multiplica, conquista, es conquistado o muere.

Presentado como una colección de artículos que exploran los 20 lenguajes con más hablantes en todo el mundo, Gaston Dorren (tan experto como entusiasta) nos cuenta sobre las características más peculiares de estos idiomas, tal como la uniformidad institucionalizada de los nombres de pila en el francés; los fascinantes ideófonos en coreano que imitan a través del sonido, la textura y apariencia de los objetos a los que describen, o la transformación del tamil de un idioma inculto y rechazado a un idioma elevado a deidad a principios del siglo XX.

De esta forma, Babel combina lingüística e historia cultural, social y política para contar cómo es que estos 20 idiomas, en un mundo en el que se estima existen más de 6 mil, son hablados por la mitad de la población.