«Las matemáticas no son como la vida, porque al final en la vida no hay respuestas sencillas». No es casualidad que el libro tenga por título una cita del cuento Estrella de Plata de Conan Doyle. La historia gira alrededor de Christopher Boone, un chico con síndrome de asperger amante de las matemáticas que nunca había salido solo de su casa, pero una noche en la que el perro de su vecina sufre un aparatoso accidente, decide salir a investigar como su ídolo Sherlock Holmes, acompañado de su fiel mascota, una rata llamada Toby. En su camino, Christopher se topa con algunas verdades de su pasado que él desconocía y que lo obligan a atravesar distintos obstáculos. Luego de haber leído el libro, creo fervientemente que este protagonista es ideal para introducírselo a los jóvenes, pues es un héroe fuera de lo común que nos enseña sobre valentía y superación con un toque humorístico muy único y personal. Por lo mismo, debo decir que lo mejor de esta novela es el mismo Christopher, un personaje tan memorable, no solo por sus intrépidas acciones en la novela, si no por su forma tan peculiar de ver las cosas. Este chico de quince años nos regala una perspectiva nueva y peculiar del mundo, ya sea con ideas fascinantes o con trucos de lógica tan sencillos que te hacen pensar, ¿por qué no se me ocurrió antes?