“YA NI SIQUIERA TENEMOS MUY CLARO QUIÉNES SON LOS CULPABLES”

Sophos ha traído desde el otro lado del mar varios ejemplares del estupendo fondo editorial de Rey Lear editores, entre ellos El trabajo os hará libres, la memorable novela de Miguel Ángel González quien, sin ningún amigo en el jurado, obtuvo el I Premio de Novela Corta de Humor José Luis Coll, convocado por los herederos de la indómita tertulia que presidió el maestro Coll en el restaurante madrileño Asador Donostiarra.

De Miguel Ángel González habría que añadir que es vecino de los conciertos de Rosendo, que ha sido profesor de talleres de cine incluso en el Centro Penitenciario Madrid VI (Aranjuez), que sus cortometrajes Dios se apiade de las cucarachas, Ni más, ni menos y Eres un payaso han sido celebrados en festivales de cine españoles y sudamericanos, que ha obtenido medio centenar de distinciones (entre éstas el premio Letras por su novela Nunca dejes que te cojan más el Premio Único de Novela de los legendarios Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango por La soledad de los suicidas) y que ésta no es la primera ni la última vez que su palabra navega en las páginas virtuales de Sophos.

De Rey Lear editores habría que agregar que sus ediciones son cada vez más excelsas y sus precios, increíbles.

JL PERDOMO ORELLANA

JL Perdomo Orellana: Incluso un ateo sin mayores lecturas podría jurar que el título de su novela tiene resonancias bíblicas: específicamente de aquella frasecita mentirosa que reza “Y conoceréis la verdad / y la verdad os hará libres” (o algo así). ¿Van por ahí los orígenes del título de su novela premiada?

Miguel Ángel Gonzalez: Realmente el título viene de aquella macabra frase con la que los nazis adornaban las entradas de sus campos de concentración (Arbeit macht frei) que literalmente se podría traducir como “El trabajo te libera”. La idea era que, puesto que la novela más que una obra de humor al uso, era más bien una reflexión ácida sobre la actualidad laboral de un país como España, pensé que esa ironía con la que afrontaba toda la obra podía reflejarse también en su título.

JLPO: Dedica usted su libro a Patricia, a Juan Carlos y a quienes le inspiraron “los personajes de esta historia”. En cuanto a Patricia, si se puede saber, ¿cuáles fueron sus predicciones? En cuanto a JC, ¿le explicó las diferencias entre un motel y una pensión por el hecho de trabajar en algún organismo estatal de turismo o porque es usuario regular de tales sitios?

MAG: Ambas dedicatorias tienen una historia curiosa detrás, por lo que esta pregunta me gusta especialmente ya que me da la posibilidad de contarlas.

Empezaré por Patricia, a la que, con la misma ironía de la que antes hablaba, le doy las gracias por sus sinceras predicciones; esto se debe a que cuando ya tenía un primer borrador perfilado de la novela, aparecieron las bases del premio de novela de humor José Luis Coll. Tras leerlas pensé que la obra podría encajar bien, así que le dejé el manuscrito a Patricia y le pedí que lo leyera y me diera su opinión sobre qué le parecía la obra y sobre las posibilidades que tenía de ganar un certamen de novela humorística. La leyó con suma atención y cuando terminó me dijo: Si quieres que te sea sincera, la novela me ha gustado mucho, pero no creo que tenga la menor gracia.

En cuanto a Juan Carlos, gran amigo y fiel lector, durante años intentó “españolizar” mis textos, ya que la influencia anglosajona de los Bukowski, Carver, Eggers, Foster Wallace… hacía que algunas veces utilizara una terminología poco habitual de los hispanohablantes. Uno de las coletillas que él siempre utilizaba para explicarme esto era: En España dormimos en pensiones no en moteles.

JLPO: Por cierto, en los rumbos del “maldito trópico” tienen el “éxito” asegurado quienes se dedican al negocio de los moteles, las funerarias y las iglesias, mientras quienes arman una editorial o una librería viven al borde de la quiebra o quebrados por anticipado. ¿Sucede algo parecido en España?

MAG: Bueno, yo nunca vi cerrar una iglesia ni tampoco una funeraria, por lo que supongo que aquí también tienen el éxito asegurado.

En cuanto a las editoriales y las librerías hay un poco de todo. Lamentablemente hay editoriales que han publicado libros fantásticos durante décadas, como DVD ediciones, que recientemente han tenido que cerrar sus puertas, lo que supone una gran pérdida para la cultura. Pero por suerte hay editoriales de nueva creación, como Blackie Books, por ejemplo, que han recuperado libros olvidados, como las novelas de Richard Brautigan, que están funcionando francamente bien.

JLPO: Pensando en quienes aún no han abierto su novela, ¿quisiera hablar del largo epígrafe justiciero de Saint-Simon que la inaugura?

MAG: Me gusta decir que hay dos formas de contar una historia, escribiendo a favor o en contra de ella. Cuando uno escribe en contra de la historia, es cuando quiere narrar algo a cualquier precio pero no encuentra la forma de hacerlo y se empeña en escribir aunque le cuesta sangre, sudor y lágrimas ir completando párrafos; en cambio, cuando uno escribe a favor de la historia, todo fluye solo y es como si, de alguna forma, el texto se fuera escribiendo automáticamente. Esto último es lo que me ocurrió cuando escribía El trabajo os hará libres, tanto que incluso, sin conocerlo previamente, me topé de casualidad con un texto magnifico que resumía en aproximadamente una docena de líneas todo lo que quería contar. Ese texto, obviamente, era la declaración de Saint-Simon. Me vi en la obligación de incluirlo puesto que soy de los que piensan que las casualidades no existen y que si el texto se cruzó en mi camino en ese preciso momento, fue porque era necesario que apareciera en la novela.

JLPO: Una empresa que se autodenomina “AMENSA”, en su nombre lleva la condena. ¿No sería como para sugerirle a la Real Academia que incluya en la siguiente edición de sus soporíferos diccionarios el verbo amensar?

MAG: Esta pregunta realmente no es tal cosa, es mucho más que eso, es una ocurrencia genial. Por lo que no encuentro respuesta posible, lo único que puedo hacer es comprometerme formalmente a hacerle llegar un escrito solemne a la RAE, que anda justo por estas fechas escribiendo la vigésimo tercera edición de su magna enciclopedia, con dicha propuesta.

JLPO:¿Dónde reside el mérito de alguien que se acuesta con una coplista o con un jugador del (insufrible) Real Madrid?

MAG: Supongo que el verdadero mérito está en lo que viene justo después de acostarse con ellos. Hay que tener mucho estómago para convivir con alguien como Cristiano Ronaldo, por ejemplo.

JLPO:¿Cuáles son las diferencias entre una hippie genuina y una que solamente es hippie los fines de semana?

MAG: Los hippies genuinos ya no existen, yo nunca conocí a ninguno, tuvieron que extinguirse hace más de treinta años. Los hippies de fin de semana son todas esas personas que reclaman una vivienda digna para todos pero que se pasan la vida en casa de sus papás, que odian los bienes materiales a excepción de sus teléfonos móviles de última generación, que luchan por el medio ambiente desde sus habitaciones con aire acondicionado y que van a protestar a la puerta del sol para luego verse en la televisión en el noticiario del fin de semana.

JLPO: El protagonista de El trabajo os hará libres se llama Fitzgerald. ¿Homenaje o antihomenaje a Scott?

MAG: Homenaje, aunque no sé lo que él pensaría al respecto. El nombre lo usé porque la trama se me ocurrió leyendo una obra del propio Fitzgerald, se trataba de “Historias de Pat Hobby”, quizá una de sus novelas menos conocidas o menos valoradas. Cuenta las peripecias de un escritor en horas bajas que intenta ganarse la vida escribiendo guiones para el cine. Una historia autobiográfica, supongo. Me gustó la forma en la que el autor mezclaba el humor y la tragedia, y partiendo de esa misma premisa fui desarrollando yo las desventuras de mi protagonista.

JLPO: ¿Cuáles libros y películas ¡en formato VHS! acumula Fitzgerald en la estantería que está junto al viejo ventilador?

MAG: Seguro que acumula decenas de películas de los años 80 que ya nadie recuerda y que ahora sólo emiten de vez en cuando en la programación de madrugada, de esas que protagonizaban actores como James Belushi o Christian Slater. Y novelas del oeste (tamaño bolsillo) de las que se compraban en los quioscos escritas por Marcial Lafuente.

JLPO: ¿No es como para indignarse un mundo que sigue girando alrededor del “gran hombre: El jefe: El amo y señor de todos nosotros”?

MAG: El problema es que cada vez resulta más difícil dilucidar quién es realmente el gran hombre: El jefe: El amo y señor de todos nosotros. En España, sin ir más lejos, cuando yo era más joven, si las cosas no funcionaban la gente salía a la calle y protestaba contra el gobierno porque les consideraban los responsables de una reforma laboral o de las pensiones. Ahora la cosa no funciona así, ahora nos recortan nuestros derechos y ya ni siquiera tenemos muy claro quiénes son los culpables, si el gobierno, si son las exigencias de Alemania o las del FMI… por quitarnos, nos han quitado hasta la figura del malo de la película para que no sepamos contra quién nos enfrentamos realmente.

JLPO: ¿Podría traducirnos la frase estelar del Coordinador General de la Agencia que indica insondablemente “…la gallina solamente colabora en el plato, mientras que el cerdo forma parte de él”?

MAG: En ese momento concreto de la novela, el Coordinador General lo que intenta exigirle a su empleado es una involucración absoluta, para ello usa la fábula de la gallina y el cerdo, que podría resumirse en que para crear un plato de huevos con chorizo la gallina simplemente colabora en el plato, puesto que entrega los huevos y después sigue su camino; el cerdo, en cambio, se sacrifica por él, puesto que para poder hacerlo debe morir. Ahí radica la diferencia, el Coordinador General no quiere que sus empleados sean gallinas que ponen huevos para cualquiera, prefiere que sean cerdos que mueren por la empresa.

JLPO: La compañera de crujía laboral de Fitzgerald decora inmediatamente el escritorio con “fotos de su hijos, fotos de su marido, fotos de los tres juntos, fotos de las vacaciones, fotos…” ¿No es éste un monumento a la memez planetaria?

MAG: Totalmente de acuerdo. Nunca entenderé a la gente que se dedica a repoblar su puesto de trabajo con infinidad de fotos de su familia; es como si tuvieran una memoria de pez y necesitaran ver constantemente la cara de las personas con las que conviven para no olvidarlas. Como si creyeran que de no hacerlo, al llegar a sus casas y encontrarse con su mujer o sus hijos, se fueran a asustar al creerse delante de unos desconocidos.

JLPO: A la mitad de la novela, un recuento de Fitzgerald indica que “Si existiera otro cargo más bajo seguramente estaría ubicado en él. Cualquier capullo puede darme órdenes. Mi labor consiste en asentir con la cabeza, poner cara de gilipollas, sonreír y correr a cumplir con el trabajo que me han confiado. Al menos tengo un buen horario.” ¿Es esa la libertad que el trabajo confiere a F?

MAG: Fitzgerald se presenta en la novela como un superviviente. Y como buen superviviente pronto descubre la forma de pasar más desapercibido y conseguir que le molesten lo menos posible, es por ello que asume su rol y la forma de llevarlo a cabo, que como bien dice, no sirve únicamente con realizar la tarea que le encomiendan, sino en realizarla rápidamente y con cara de gilipollas. A los jefes les gustan los empleados tan sumisos como tontos; nunca he conocido a ningún responsable que disfrutara sabiendo que una de las personas que tienen a su cargo es más lista que él mismo.

JLPO: “Salchichería” es la palabra “más ridícula” que Fitzgerald ha escuchado en años. ¿Cuáles, como autor, son las que ha escuchado usted?

MAG: Sin lugar a dudas me quedaría con las que están más de moda en España en estos últimos meses: Finiquito en diferido.

Es el término que usó María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido que gobierna en España, cuando la prensa desveló que su partido seguía pagándole un sueldo al antiguo gerente y tesorero, imputado por corrupción y que ahora mismo se encuentra en la cárcel. La forma más “creíble” que encontró esta señora para justificar dicho salario fue intentar convencer a todos sus votantes de que realmente esto no era cierto, que no se le estaba pagando un salario mensual, que se le había despedido pero se le estaba pagando su indemnización mes a mes, a modo de salario simulado, sin ser realmente un salario…

Es complicado explicarlo, pero es francamente bochornoso tener que escucharlo.

JLPO: “El cincuenta por ciento de su personalidad lo forma una pequeña analfabeta que ni siquiera es capaz de formar frases con cierto sentido y concordancia y, el otro cincuenta por ciento, lo forma una víbora ambiciosa capaz de devorar a su propia familia para no tener que pasar hambre. La unión de ambas da como resultado un ser humano bastante peligroso y desconcertante” dice Fitzgerald en la página 85, refiriéndose a Clara, la “Jefa de Unidad”. Tal descripción, ¿no funcionaría también como retrato hablado de candidatos a diputado o diputados con curul asumida?

MAG: Sin lugar a dudas, podríamos escribir una lista eterna de nombres y apellidos de personas que encajarían en dicha descripción.

JLPO: En la página 111, Fitzgerald piensa “en saltar al vacío, pero rápidamente” se le “quita la idea de la cabeza”. Hoy, 24 de junio, cuando el escritor argentino Ernesto Sabato hubiese cumplido años, es propicio recordar una de sus frases que señala algo así como que “es increíble que no haya más gente suicidándose todos los días”. ¿Se dispararon las cifras suicidas con tanto desempleo en España?

MAG: Es complicado poder responder a esa pregunta, al menos de una forma oficial, porque en España, actualmente, no está permitido que se ofrezcan estadísticas sobre el número de suicidios que se producen cada año. Lo más curioso de esta información es que durante décadas el Instituto Nacional de Estadística sacaba un informe anual en el que aparecían los datos concretos de las personas que se habían quitado la vida en los doces meses anteriores, pero desde el año 2007 hasta la actualidad, casualmente el mismo período que lleva durando esta crisis que nos azota, dicha información fue extraída del boletín por orden del propio gobierno.

JLPO: Fitzgerald se siente orgulloso de su trabajo al grado de que “sin darse cuenta” dibuja en su rostro “la sonrisa de gilipollas que va adjunta” a su cargo. ¿No es privativa de los presidentes y de sus funcionarios dicha sonrisa?

MAG: El problema radica en que cuando uno se pasa demasiado tiempo interpretando un papel corre el riesgo de acabar convirtiéndose en el personaje que interpreta. Y del mismo modo que les ocurre a muchos políticos, como bien indicas, al protagonista de la novela le pasa algo similar, de tanto querer parecer tonto para que no le exijan nada, sin darse cuenta el personaje comienza a apoderarse de él.

JLPO: “Cliqueo dos veces…” enumera Fitzgerald en la página 132. Ese verbo, “cliquear”, ¿no es más ridículo que la palabra “salchichería”?

MAG: Mucho más, el problema es que es una palabra que tenemos tan asumida en el mundo laboral que la usamos constantemente sin pararnos a pensar en lo estúpida que es.

JLPO:¿”…todo hombre dispone de una oportunidad en la vida para hacer algo bueno, algo correcto, una oportunidad para convertirse en un héroe… pero solamente los gilipollas la aprovechan”?

MAG: Sin lugar a dudas. No hace mucho tiempo leí ese reportaje periodístico que publicó hace algunas décadas García Márquez sobre un marinero que estuvo diez días perdido en alta mar. Durante todo el tiempo que el joven náufrago mantuvo la mentira de su historia fue tratado con honores de héroe; cuando juntó el coraje necesario para denunciar el delictivo cargamento que transportaba su barco y contar toda la verdad, la gente primero le repudió y luego le olvidó.

JLPO:¿Cuánto debe El trabajo os hará libres a El proceso y El castillo de Kafka?

MAG: Lo que escribo, en general, le debe mucho a Kafka porque fue uno de los primeros autores a los que admiré y muchos de mis relatos los escribía influenciado por lo que sus obras habían significado para mí, como los dos ejemplos que pones u otras como “La metamorfosis” o ese relato maravilloso de un chimpancé superdotado llamado “Yo, mono libre”.

El trabajo os hará libres, concretamente, también bebe de “Estupor y temblores” de Amelie Nothomb, de “Manual de caza y pesca para chicas”de Melissa Bank, de “Factotum” de Charles Bukowski o de “Corre conejo” de John Updike…

JLPO: Por último pero (como indica la fórmula) no por ello menos importante, dos cuestiones:

JLPO:¿Qué le provoca el que su novela esté en el mismo fondo editorial que Chéjov, Beerbohm, Von Kleist, Rubén Darío y Enrique Jardiel Poncela, entre otros?

MAG: Un inmenso honor. Rey Lear pertenece a ese nuevo grupo de editoriales, de las que hablábamos antes, que están reeditando a grandes autores, a la vez que descubriendo nuevos talentos, y que, además, lo hacen creando libros preciosos. Para mí es un lujo formar parte de su catálogo junto a esos geniales escritores que citas y otros como mis admirados Boris Vian u Oscar Wilde.

JLPO: A quienes nos quedamos en El libro de las dedicatorias de Coll, ¿quisiera actualizarnos lo que sepa acerca de un autor tan simpático y, por lo menos en esta parte del mundo, tan olvidado?

MAG: Puedo contar una anécdota muy emotiva que ocurrió el día de la presentación de la novela. Al evento acudió su viuda y una de sus hijas. Antes del acto en cuestión, ambas estuvieron charlando un poco conmigo, hablándome de él, recordándole; y una de las cosas que me dijeron es que le encantaba comer chocolate. Todas las noches, antes de acostarse, se tomaba un bombón, era como un ritual.

Después, durante la entrega del premio, los organizadores me dieron el trofeo; se trataba de un bombín de bronce; una escultura diseñada con sumo cuidado que era una réplica exacta del bombín que él siempre usaba en sus actuaciones; lo mejor fue que, puesto que en la organización del premio colaboraban algunos de sus más fieles amigos, se les ocurrió moldear el bombín con la copa hacia abajo para convertirlo en un recipiente, y después lo llenaron de bombones de chocolate.

Nadie había avisado de tal cosa a sus familiares, así que la sorpresa cuando vieron el trofeo repleto de dulces fue mayúscula.

JLPO: Afuera de su añeja novela, si nos centramos en José Luis Coll y en su ya citado libro Las dedicatorias de Coll, cuya primera edición data de ¡¡ 1979, cuando usted aún no nacía !!, hay unas cuantas dedicatorias memorables que mecanografío a continuación para que usted comparta lo que le provocan tantos años después de que Coll las escribiese:

«A FRANCISCO FRANCO, que en paz descansemos.

A RAPAHEL, que podía estar en dos sitios al mismo tiempo cuando decía ‘Yo soy aquél’

A JULIO IGLESIAS, que canta muy bien, según dicen los sordos.

AL MUSEO DE EL PRADO, con mi deseo de que sea trasladado al extranjero, para que lo vean los españoles.

A IBERIA, que es como el menor de 21 años: no sabe lo que es el servicio.

AL SUICIDIO Y AL MATRIMONIO, dos cosas que sólo se deben hacer una vez en la vida, y por ese orden.

A LA VIUDA, mi más sentido pésame.

AL VIUDO, mi más sincera enhorabuena.

A LA TETA, la culpable de que algunos tengan tan mala leche.

A CRISTOBAL COLON, que menuda cabronada nos hizo.

AL ALCOHOL, que si se toma con exceso hace que se vean las cosas como son.

AL POLICIA, que en muchas ocasiones debería detenerse a sí mismo.

AL CANALLA, que sólo se encuentra en los cuatro puntos cardinales.

AL GILIPOLLAS, que no es que abunde. Es que inunda.

AL TRABAJO, que es lo único que no le gusta al trabajador.»

MAG: Poco se puede añadir a estas geniales dedicatorias. Coll, en este tipo de humor, directo como un puñetazo, era un genio sin parangón. Recuerdo que algunos años después, concretamente en el 82, año en el que tuve a bien nacer, publicó otro libro similar sobre epitafios. Tenía uno que podríamos relacionarlo con este mundo del trabajo del que hemos hablado durante toda la entrevista que decía algo así: Lo bueno que tiene estar muerto es que no hay que madrugar.

JLPO: Algunos años después de la aparición de su novela premiada, de cara a las noticias de hoy y al anquilosamiento de una casta supuestamente «divina» e indudablemente larvaria que por generaciones enteras no ha debido levantarse de madrugada para ir al trabajo, qué le dice un cable de AFP que indica «El desempleo de la Eurozona alcanzó en abril un nuevo récord histórico, con un 12 por ciento (más de 18 millones de personas), una de las caras más dramáticas de la crisis europea que golpea sobre todo a los más jóvenes… Las tasas más elevadas se registraron en Grecia (27 por ciento), España (26.8 por ciento) y Portugal (17.8 por ciento).»

MAG: Pues que, como siempre ocurre en estas situaciones, detrás de esas escalofriantes cifras se encuentran personas con nombres y apellidos y es desalentador esto que nos está ocurriendo. Que haya gente que pueda permitirse llevar una vida de lujo y desenfreno sin necesidad de trabajar me produce cierta aprensión, pero que haya gente que quiera levantarse cada mañana para ir a un trabajo y no pueda hacerlo porque no haya ningún sitio al que pueda ir a ganarse la vida, me resulta doloroso.

JLPO: Hablaba usted la vez pasada de cierta densidad en la escritura de Cheever y de Richard Ford, pero… ¿no es mucho más denso, bipolar y tedioso estar expuesto, en España, aunque también lejos de la alguna vez llamada «Madre Patria», a un sedicente clásico más entre las divas del Real y el inefable escaparate del Barcelona? ¿Conoce usted algún antídoto para neutralizar la sobreexposición a tal desastre?

MAG: Yo nací en Carabanchel, un barrio obrero al sur de Madrid. Allí desde pequeño me enseñaron que el talento y el sacrifico siempre acaba ganando a la billetera, por muy rápido que ésta pueda abrirse y cerrarse. Así que la mejor forma que encontré de esquivar a estos dos gigantes del monopolio fue haciéndome del Atleti, el equipo humilde de la capital.

Recuerdo que el estadio estaba (aún está allí aunque lo quieren quitar) a menos de un kilómetro de mi casa. Los domingos que había partido iba andando con mis amigos y nos quedábamos en los aledaños escuchando animar a la hinchada. No teníamos dinero para pagar la entrada, pero algunas veces los agentes de seguridad nos dejaban pasar gratis cuando quedaban unos pocos minutos para que terminara el encuentro. Así es como vi jugar a Kiko, a Pantic, a Caminero y a Simeone, sobre todo a Simeone.

JLPO: Lo último que se sabe del ciudadano estadounidense Snowden es que continúa pernoctando en el área «en tránsito» de un aeropuerto de Moscú. No se sabe que haya escrito novelas, aunque está protagonizando algo así como una novela de Graham Greene. Sin darle más vueltas al asunto, ¿qué piensa del hecho casi increíble de tener contemporáneos como Snowden, habida cuenta de que son legión los que pasan de todo y el destino de la humanidad les tiene reverendamente sin cuidado?

MAG: En los días que van desde la recepción de estas preguntas hasta formalizar mis respuestas se han producido nuevos sucesos en el caso de Snowden, como el rechazo de varios países a los que él había solicitado asilo político o el incidente con el avión del presidente Evo Morales. Quizá éste sea el ejemplo de lo que hablábamos hace algunas preguntas. Uno a veces tiene la posibilidad de convertirse en un héroe, de hacer algo que a todas luces es bueno para la sociedad, de tirar de la manta con la que se ocultan los más poderosos, y en lugar de ser tratado como tal, lo único que consigue es meterse en un lío de considerables dimensiones.

En cualquier caso, más allá del resultado final de toda esta historia, que seguirá avanzando y modificándose día tras día, es digna de elogio la valentía de este chico, más aún hoy en día, que como bien dices la legión de personas a las que todo les da igual y que no hacen nada por cambiar el mundo en el que vivimos ni por intentar que el mundo no les cambie a ellos, no para de crecer.

Por cierto, además de parecer una novela de Graham Greene su historia también me recuerda a esa película de Steven Spielberg que cuenta la biografía real de Viktor Navorski, un tipo que por problemas burocráticos se ha visto obligado a pasar varios años viviendo en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York.

JLPO: Según la columna Mínima molestia de Ignacio Echevarría en El Cultural, hace unas cuantas semanas cierto sector de la prensa madrileña reactivó el galgódromo de las encuestas y azuzó a algunos «expertos» para proclamar ante el mundo cuál es, según sus sesudas lecturas, la novela española más importante del siglo XXI, o algo así, como si el naufragio planetario ya hubiese arribado a la apocalíptica playa del año 2097 o algo así. Para decirlo con una plana expresión típica de los periódicos de cualquier rumbo, LA RESPUESTA NO SE HIZO ESPERAR y los expertos concluyeron, unos, que la mejor novela es La fiesta del Chivo del autor español nacido en Perú, Vargas Llosa. Otros se «decantaron» (para usar otra frasecita) por La sombra del viento de Ruiz Zafón o algo así. Allá ellos. Lo que aquí nos interesa es cómo ve usted el panorama actual de la narrativa española o madrileña o como usted quiera ubicarla.

MAG: Mal, lo veo francamente mal. Fíjate si estará jodido el asunto que hasta publican mis libros…

—JOSE LUIS PERDOMO ORELLANA