«Antes de graduarse en la Escuela Normal Superior de Música de París, Marlon Meza Teni estudió en la Facultad de Arquitectura de la heroica Universidad de San Carlos y obtuvo la medalla de oro en el Primer Concurso Nacional de Piano de Guatemala en la Universidad Francisco Marroquín.

Su trayectoria musical ha sido atestiguada por Eurodisneyland París, el Centre Départemental de las Artes de Versailles, el Theatre de la Cité Internationale Universitaire de Paris, el Palais Benedictine de Fécamp, la televisión francesa e inglesa, entre otros lugares civilizados.

Cumpliendo al pie de la letra con una de las mayores profecías de Cervantes, nunca ha ganado el premio internacional de cuentos Juan Rulfo de Radio Francia pero ha sido finalista en dos ocasiones, primero con “Los silencios de un cantar” y después con “Retrato de cuna en silla mecedora”.

Parte de su escritura ha sido traducida al francés por Valladares Anrés (para L’Harmattan) y al italiano por Alessandra Ore.

Ha publicado Miettes de Lune / Noches de pan con luna (Editions L’Harmattan), Secretos de Café con Fin (Magna Terra); ha sido incluido en la Antología Hispanoamericana de Poesía Palabra Virtual y en Cuentos Migratorios, 14 escritores latinoamericanos en París (Linaje editores).

Lleva casi treinta años de estar lidiando con la arrogancia risible de los parisinos, pero esto no ha conseguido agriarle la sangre dulce que le viene de sus orígenes verapacenses, mucho menos después de haber obtenido en 2005 la beca del Centre National du Livre de France, que vio en él y su obra la revelación literaria del año… algo así como la medalla olímpica de Erick Bernabé Barrondo García, también verapacense, sólo que de oro.

Los arrogantes chapinoides —esos que ni siquiera llegan a “risibles”, esos saltapatrases que antes de saludar lo primero que preguntan a los viajeros es “¿y cuándo te vas?”)— pueden estar tranquilos: el maestro Meza Teni ha vuelto… pero sólo por unos días, sólo para que este miércoles 5, en el oasis Sophos, la también poeta Carolina Escobar Sarti y el Doctor Jorge Carrol le presentan a las seis y media El paladar del lobo, la tridestilada antología de poesía que acaba de publicarle Magna Terra editores.»

Nos complace presentarles la siguiente entrevista que Marlon Meza acordó con José Luis Perdomo.

José L. Perdomo: En la “Nota del autor” dice usted que su libro fue “escrito durante períodos en donde el sentimiento llegó a ser un instinto y al mismo tiempo un desafuero entre dos y más seres”. Esto último suena a condominio o, de plano, a La vida sexual de Catherine M. ¿Podría precisarlo?

Marlon Meza: ‘Lo difícil en literatura es saber lo que no hay que decir’ decía Flaubert, y yo no creo que sea necesario ser tan preciso en poesía. La novela francesa de Catherine M. es más explícita en este sentido, pero es un libro de testimonios, o al menos así lo supone la crítica.

JLP: Anota usted más adelante que siempre que escribe un libro de poemas también escribe uno de cuentos. ¿Cuáles libros de cuentos escribió mientras respiraba la poesía de Anula la luna, Kind of blue, Briznas de noche y El paladar del lobo?

MMT: Esencialmente me considero un cuentista, y cada una de las colecciones que me menciona se sostiene por un número igual de cuentos, como mínimo. Durante la fase definitiva en donde reúno muchos textos con el fin de armar un libro (no sé cómo ni en qué momento sucede) algunos versos toman la forma de una narración hasta encauzar su rumbo por sí solos, y convertirse en cuentos. Otros, vuelven a su estado inicial y permanecen por razones inexplicables como una alusión poética y metafórica. Por último, están los que permanecen en un vaivén, como es el caso de “Las ilusiones temporales”, que surgen con el mismo nombre en el Paladar del Lobo, pero que también dan título a capítulos secundarios de una novela. He escrito setenta y ocho cuentos desde que me dedico a la literatura. En el caso de esta Antología de poemas en particular puedo decir que debe mucho a un libro mellizo que siempre la sostuvo, ese libro se llama “París Blues”. Sin quererlo la poesía suele ser la continuación de la prosa pero por otros medios, y viceversa. “Desgravios de primavera” “Las alas rotas de Junio” “Jelly Roll Morton era duro de oído” son algunas colecciones de cuentos que acompañan desde un cajón a los textos que incluye esta Antología.

JLP: Casi al final de su nota, añade que hubo “excesos telefónicos”. ¿Se refiere a llamadas de larga distancia? ¿De qué país a qué país? Si no es mucha indiscreción, ¿cuántos vinos dejó de tomarse por andar pagando las facturas del teléfono? ¿No es como para maldecir al inventor de ese chunche?

MMT: Sí hubo llamadas de larga distancia, y usted acaba de descubrir algo importante al mencionarlo, porque cualquier exceso telefónico, cuando de amor se trata, implica una llamada de larga duración y de sobrecargos en la factura de fin de mes, (al menos así lo era hasta hace algunos años), las llamadas de larga distancia también pueden ser llamadas de larga distancia entre dos seres que se alejan estando físicamente cerca, y pueden hacerse desde una habitación a la otra, desde un respondedor a otro, durante la noche entre dos continentes, desde una cabina en el mismo edificio. El teléfono suele ser un arma decisiva, un árbitro injusto entre dos gentes que se destrozan, la
mejor excusa para tratar lo intratable sin necesidad de verse, y el peor invento que existe cuando el amor desespera. Conozco a parejas que han terminado una relación de muchos años por medio de un simple SMS. A veces uno sobrevive a la distancia física, pero nadie sobrevive a los excesos telefónicos de un mal de amores. Hubo llamadas entre Francia y Guatemala, entre París y una buhardilla del barrio de Saint Denis. Entre una casa y una oficina. Por lo demás creo que el vino y el teléfono al mismo tiempo no son buenos aliados cuando el amor se agota.

JLP: Es increíble que, a estas alturas de la desmemoria y de la farsa
mundiales, aún hay quienes citan a Mario Benedetti, tan genuino
y generoso y tan solo. ¿Por qué lo hace usted? ¿Tuvo alguna vez la
inmejorable suerte de encontrárselo en algún camino europeo?

MMT: Mario Benedetti es un punto de referencia en mi caso porque su poesía es antes que nada música. ‘Nunca se debe reconocer a un poeta por su estilo, sino por su mirada’ decía Jean Cocteau, y los calificativos que usted acaba de utilizar son los que mejor definen a Benedetti. Uno no puede leer a Benedetti y archivarlo como sucede con la mayor parte de libros que se leen ‘hasta nueva orden’. Un autor de su estatura debiera estar siempre junto a las llaves, bajo la almohada, entre el bolsillo, bajo la toalla. Me hubiera encantado conocerlo para hablar con él de fútbol, que era una de sus pasiones y es también una de las mías. Este tipo de pasiones son raramente comunes a la poesía. El mejor calmante contra la vida y el metro parisino en mi caso es aferrarme a sus poemas que leo y releo.

JLP: ¿Cuáles palabras “ignoran la cautela”, además de “diputados hijos de la peor plaga”?

MMT: Nunca hay que ser cauteloso cuando las palabras son justas. La poesía en ciertos casos tiene que dar de frente, y hoy más que nunca es necesario perturbar a cierto tipo de seguridad, pero no digo en mi libro nada sobre ‘diputados hijos de la peor plaga’… prefiero bendecir las palabras que apuntan, disparan, y salvan.

JLP:Malditos son mis lunes” y “Bendita la sonrisa de los viernes” dice usted en las pp. 20-21. ¿Hay allí un homenaje al brindis y al posterior arrepentimiento que dejan algunos excesos?

MMT: ¡Bien visto!, pero es un guiño nada más. No soy muy parrandero.

JLP:La ciudad tiene venas de albañal” / “La ciudad tiene venas / y sangre de aguarrás”, agrega en la p. 25. ¿Escribió esas líneas pensando en la que alguna vez, según los nostálgicos y los optimistas, fue una “tacita de plata”?

MMT: No, pero si es una alegoría en mayor dimensión a mis preocupaciones sobre el planeta en el que vivo. El mundo entero se levanta a diario evocando sus inquietudes sobre una crisis financiera y económica sin precedentes, pero nadie parece realizar con fuerza que hay una crisis más preocupante que tiene que ver con los recursos del planeta. De nada nos sirve salvar los recursos económicos si no podemos salvar el aire y el sitio en donde tenemos puestos

JLP: Alquimizando esa especie de capicúa de letras, en la p. 28 dice usted “Es raro llorarse / atar a la rata / soñar años / asir a la risa”. ¿Quisiera tener la paciencia de explicar esos misterios no aptos para todo público?

MMT: Se le olvidó agregar ‘Anula la luna’ que tiene el mismo secreto. La poesía esconde algunos misterios, así que tal vez lo mejor que puedo hacer es dejarle la llave al lector con su pregunta para que sea él quien lo descubra. Es una técnica que pude conjugar con cierta manera de vivir. No digo más.

JLP: En la p. 34 indica que “Nunca está de más, hay que ser cariñoso / con el hipopótamo que también espera”. ¿Le vienen esas consideraciones por los hipopótamos de la entrevista que sostuvo con Mario Vargas Llosa y quisiera contar el sabor que le dejó en la boca la cercanía del maestro peruano?

MMT: Es un hombre amable y locuaz, y fue muy campechano conmigo a pesar de que durante la conferencia que dio en París recibiera insultos de un pequeño grupo de exilados peruanos. En su lugar probablemente me hubiera ido, pero él se quedó y fue lo que más me impresionó aparte de la charla que entonces tuvimos. Lo del hipopótamo de “El paladar del lobo” tiene por el contrario que ver con una historia que aún hoy me saca del sueño, y que escribí como un cuento en mi libro “Secretos de café con fin” ( ‘El Hipo con un buen susto se va) es la historia de dos niños que un día asesinan al hipopótamo del zoológico y guardan el secreto sin volver a verse. Es una resonancia del pasado.

JLP: Hablando de sabores, añade usted en la p. 35: “Hoy borro de mis labios / el sabor del pubis que aún me hospeda”. Y en la p. siguiente: “Intercambian los amantes / el jarabe de los labios / y el sabor del sexo”. Quienes aún andan en “ésas” –no es el caso de su editor ni de quien esto le pregunta, se lo aseguro— piensan en algas. ¿En qué olores piensa usted?

MMT: Entramos a terrenos delicados. Los cuerpos reaccionan y se responden entre sí según la información sensorial a la que están acostumbrados. En mi caso sólo pueden ser los sabores de la mujer que me cautiva. El poema es suficientemente claro.

JLP: ¿Cómo es una mujer “con todos / los latidos del cuerpo”?

MMT: Sin duda alguna contraria a la versión que las religiones y la moral puritana nos quieren inculcar. Prefiero pensar que es una mujer libre del machismo y de los complejos feministas.

JLP: ¿Cuál es “el insulto / más erótico entre los amantes”?

MMT: Si se supiera ya no sería tan erótico.

JLP: En “Sabrás de mí” las “playas” de la línea 12 se convierten en “Playas” en la siguiente. ¿Por qué saltaron esas playas de la minúscula a la mayúscula, sin tener el menor pretexto para hacerlo?

MMT: Nadie necesita pretextos en poesía. La razón yo se la dejo a la filosofía. En casi todos los párrafos sucede. Es un poema del que siempre dudé que pudiera tener un lugar en la Antología. Estaba por quitarlo cuando de pronto encontré una manera rítmica de leerlo que cambió mi visión del texto. Hice varias veces la prueba haciendo una reiteración de la última frase de cada párrafo en el siguiente. La mayúscula sobre el papel es sólo un intento imaginario para sugerir un acento. A menudo funciono como si estuviera tocando el piano. Julio Cortázar lo hacía muy bien y algunos de sus poemas, de hecho, suenan mejor que sus cuentos.

JLP: En “Ciénaga” se pregunta “¿Qué aguardan los brazos desnudos / del árbol solitario”? Sí, ¿qué?

MMT: Todavía me lo pregunto afortunadamente.

JLP: A estas alturas, ¿ha sido la vida “un papel mojado”?

MMT: La vida, la muerte, el amor, todo esto hecho a base de humedades. Enhorabuena la tinta para el papel.

JLP:Sólo el amor / puede rebajarse / a los límites sin medida del desaire” asegura usted en la p. 57. Suena bien, pero… ¿no es demasiado “maje” andar aún en esos rebajamientos?

MMT: Es más difícil hablar de una cosa que hacerla, decía…(creo que Oscar Wilde) Los rebajamientos sólo son visibles cuando uno toma cierta distancia. Lo mismo sucede con las alturas. Nadie es consciente de su estado actual sin las ventajas que otorga el tiempo y la poesía es una especie de suerte con larga vistas.

JLP: Menciona usted en la p. 72 “una carta urgente sin sellos”. ¿Todavía existen en París?

MMT: La metáfora completa dice: ‘Desnuda / una mujer sin besos / es como una carta urgente sin sellos’. Amputar una metáfora es intentar descubrir los errores de la sensibilidad, se lo vuelvo a dejar a la filosofía o al psicoanálisis.

JLP: ¿Es preferible dormir con una mujer o con un libro?

MMT: Todo depende de la historia. Pero es un acto de bigamia inofensivo.

JLP: Se pregunta usted en el 72 bis de “Ilusiones temporales”: “¿En dónde se puede vivir / cuando el amor ha dejado de ser / un espacio de libertad?” ¿Qué diría si le respondieran que en Guatemala?

MMT: Me quedaría pensando seriamente.

JLP: ¿Qué hay en su escritura antes del 2000 y qué después del 2009 (un periodo que no abarca El paladar del lobo)?

MMT: Antes del 2000: muchas historias tiradas a la basura, párrafos y notas de aprendizaje, la copia exacta de todas mis cartas, malos poemas, dos diarios de viaje, capítulos que sobreviven. Garabatos. Un cuento para niños en el que aún creo. Una novela amarillenta escrita a los diecisiete años, que por supuesto es pésima y perdura como un insecto bajo los muebles. Después del 2009 están terminados “París Blues” (18 cuentos) “September Song”, una novela, y un paquete gigante de notas que se acumulan de manera incontrolable para “Los ruidos de tu ausencia” (novela) Mucho orden en la cabeza a la hora de escribir pero demasiado desorden sobre el piano y las estanterías.

JLP: Según las Memorias de don R. Felipe Solares, “el crimen verdadero del señor Estrada Cabrera” fue “el de haber, voluntaria y sistemáticamente, corrompido el alma nacional, el de haber matado la dignidad y la vergüenza y el de haber establecido la delación y la infamia como sistema. Tendrá que pasar mucho tiempo, tendrán que desaparecer generaciones enteras para que vuelvan las virtudes a ser patrimonio del pueblo guatemalteco”. Ahora que de nuevo ha tenido la infinita paciencia de recalar en el gallinero aéreo de La Aurora, ¿cómo ha encontrado el alma nacional?

MMT: Estoy pasando por un período involuntario en donde todo lo veo mejor, pero esto no implica más que un vistazo personal de mi parte. El texto que me cita es más que acertado. A mí me preocupa el sistema educativo y la salud mental en Guatemala, he conocido a personas que viven refugiadas en formas de felicidad incoherentes y una forma de nacionalismo estéril que aún se promueve y se perpetúa desde el más niño hasta el más tonto, pero debo decir que… (sálvese quien pueda)… también he conocido a una mujer exquisita, revisitado a viejos amigos; me he logrado reír con mis sobrinos, y hasta he dormido mucho, cosa que no me sucede en París. El sube y baja está en un punto positivo hoy, quizás mañana cambie, pero por el momento me toca sobrevivir de este lado del mundo… y a este día.