por Wellington Nelson

Marco Tulio Cicerón había dicho hace siglos que «un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma» y esta vez, Jesús Marchamalo, lo expresa de otra forma al detallar la experiencia de tener contacto con tan preciados objetos.

Tocar los libros. Quizás a simple vista, éste parezca un nombre muy sencillo para el ensayo. No obstante, refleja en sí mismo tenerlos en nuestras manos, tener intimidad con ellos. A través de esa conexión nos hacen reír, llorar, pensar de forma intensa y otras veces, tan sólo nos entretienen.

En sus páginas, nos describe la sensación de estar en nuestras bibliotecas, ese lugar donde cada uno tiene su particular gusto por ordenar o almacenar sus libros. Nos hace ver la existencia de eruditos con una particular acuciosidad, tales como José Ortega y Gasset, capaces de conocer de memoria la ubicación exacta de cada uno de sus libros en los estantes. También hay otros, de los cuales formo parte, quienes simplemente “almacenan” sus libros; uno sobre otro, un grupo por editorial, otro por tema, etc. Lo cierto es que, tanto el minucioso con su biblioteca, como el que tiene torres de libros por toda su casa tienen algo en común: la pasión por el libro.

El mismo ha dejado de ser tan sólo una cápsula de conocimiento; ahora puede contarse con diversas ediciones de un mismo título con distintas características que lo hacen distinguirse de sus homónimos: traducción, tipo de letra, encuadernación, empastado, tipo de papel, diseño de portada, etc. Esto hace que, cada vez que se lea un libro se aprecien todas esas características y se pueda disfrutar constantemente de «tocar los libros». Podría surgir la pregunta ¿para qué tener tantos libros? entonces dejaré que responda Ramón Gómez de la Serna: Una librería es un andamiaje que se adquiere para edificar el futuro.

Además de la descripción de la bibliofilia, Tocar los libros incluye algunas fotografías, siendo éstas las que terminan por dar vida al ensayo. Además,  posee una historia muy peculiar en cuanto a su publicación, la cual dejo sin revelar para invitar así a su lectura.