Se dice que hay poquísimas librerías en Guatemala. Lo cierto es que según quien las cuente serán más o serán menos.

Esta valla de Páginas Amarillas de Publicar me hizo detenerme, tomar la foto e ir a la página 437 de mi guía telefónica, que hacía tiempo no consultaba.

librerias

Justo después del apartado para las «Letrinas» siguen 6 páginas de «Librerías» y 2 de «Libros» que desembocan, como sucede sólo en páginas amarillas, en las «Licencias de conducir» que a su vez dan lugar, como sucede en casi todas partes, a la sección de «Licores».

En las 6 páginas y casi 200 entradas correspondientes a librerías, reconozco muchas librerías católicas o cristianas, algunas librerías láicas (por decirlo de alguna forma) y una cantidad importante aunque no mayoritaria de lo que yo llamo, llanamente, papelerías.

Los anuncios más grandes de la sección, por supuesto, corresponden a las papelerías. Comercios como La Lectura, Fátima, Grupo Tucan, Vivian SA, Laper, Molino, Progreso, Tivoli y Arriola, ninguno de los cuales vende libros (salvo libros contables, eso sí, que son ideales para leer ficción, como bien se sabe) .

Llamemos, extravagantemente (y, por supuesto, sólo en el marco de esta entrada, no vaya a ser que causemos demasiada confusión), «librerías» a los comercios que venden principalmente libros y «papelerías» a los comercios que venden principalmente papel y accesorios de oficina.

La librería más grande de Guatemala, Artemis Edinter, con 7 sucursales, tiene un anuncio más pequeño que el más pequeño de los anuncios de las papelerías auto-denominadas librerías.

Válgase notar que la sección de «Papelerías» tiene apenas una página, y los anunciantes, todos, están también (y con anuncios más grandes) en «Librerías», a pesar de que ninguno vende libros más que accidentalmente, como dijimos.

El lector notará que los elementos gráficos que usa Publicar en su valla para referirse a la sección de «Librerías», son elementos que se asocian a una venta de papelería y útiles de oficina. Ninguna referencia gráfica a los libros. Supongo que la elección de los íconos se deriva en parte del uso común de la palabra con que se nombra la sección y en parte del origen de los fondos que financian mayoritariamente la dicha sección en el directorio telefónico.

¿Cuándo y cómo se dió tan singular y notable viraje en el uso de una palabra tan poco ambigua, pensaría uno, como librería?

¿Tendrá que ver con la histórica carencia de librerías como ventas de libros en Guatemala? ¿Tendrá que ver con las dificultades tan grandes que para sobrevivir han tenido los comerciantes del libro, que han tenido que ir migrando hacia actividades más lucrativas, guardando, del oficio, tan solo el nombre?

¿Y qué hay del público, que por la falta de costumbre no sabe ya cómo o adónde buscar un libro, cuando sucede que lo necesita o ansía?

Mientras tanto, seguimos recibiendo visitantes, que, después de caminar a través de metros y metros de libros, sin ver ni un sólo artefacto que no sea de papel entintado, llegan a la caja y preguntan por un sobre de manila tamaño oficio. Después de recibir sorprendidos la respuesta, si tenemos suerte, se dan la vuelta sin recriminar la pobreza de nuestro surtido, y salen a la misma velocidad con la que entraron, a buscar una librería de verdad, una que si venda sobres de manila tamaño oficio.