Leo un artículo interesante sobre Stiglitz en el New York Review of Books. La globalización, nueva arena del añejo debate izquierda-derecha, liberal-conservador, determinismo-voluntarismo, colectivismo-individualismo. Puede que estos diálogos de sordos sean inevitables (ver mi nota anterior sobre Guatemala, la historia silenciada y la esperanza rota y, más explícitamente, escuchar el audio del debate sobre el primero de estos libros en SOPHOS), pero creo que hay lecturas que, partiendo de perspectivas alejadas del debate ordinario, nos permiten perspectivas menos impregnadas de pre-conceptos políticos.
Recomiendo, por ejemplo, Nadie pierde, la teoría de juegos y la lógica del destino humano, del periodista Robert Wright.
O leer, en simultáneo, Why globalization works, de Martin Wolf y La corporación, la búsqueda patológica de lucro y poder, de Joel Bakan (ninguno de estos autores está desprovisto de pigmentación, pero sus pigmentaciones son, digamos, complementarias).
Y, para una mirada fresca sobre un debate, ya no añejo, sino rancio, La tabla rasa, de Steven Pinker, seguramente el más lúcido y elocuente pensador que he leído en muchísimo tiempo.
Está también, por supuesto, Vicente Verdú y su Estilo del mundo, que merece comentario aparte (próximamente).