(Versión abreviada de la conferencia dictada durante el seminario anual de la AGIT -Asociación Guatemalteca de Intérpretes y Traductores- el viernes 29 de septiembre de 2007)

(Ver acá la parte I) Sigamos hablando de autores, porque hay otros que deben ser mencionados. Autores como el mexicano Carlos Cuahtemoc Sánchez, o el brasileiro Paulo Coelho. Estoy casi seguro de que cada día vendemos al menos un libro de este último.

scherezadeY aquí quisiera aprovechar la mención de Coelho para detenerme a hacer un experimento. ¿De los presentes, quiénes han leído, de Paulo Coelho, El Alquimista? (R:Más de dos tercios lo han leído)

Tanto a los que lo han leído como a los que no, ¿qué opiniones les merece? (R:Acá nos topamos con opiniones que van desde «es el mejor libro que he leído» hasta, «este autor le plagia a otros, como a Oran Pahmuk».)

Permítanme que les lea el siguiente cuento:

HISTORIA DE LOS DOS QUE SOÑARON

El historiador arábigo El Ixaquí refiere este suceso:

“Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme), que hubo en el Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan.

“Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: “Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.” A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos., de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por el Decreto de Dios Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo, y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte.

“A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El capitán lo mandó buscar y le dijo: “¿Quién eres y cuál es tu patria?. El otro declaró: “Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí.” El capitán le preguntó: “¿Qué te trajo a Persia?”. El otro optó por la verdad y le dijo: “Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste”.

“Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decirle: “Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de una mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete”.

“El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.”
(Del libro de las 1001 Noches, noche 351)

(En HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA, Jorge Luis Borges, Alianza Editorial)

¿Les suena familiar esta historia? ¿Y entonces? ¿Cual es la historia original? ¿Cual es mejor? ¿Cómo les parece esta otra?

The ruined man who became rich again through a dream

There lived once in Baghdad a wealthy man and made of money, who lost all his substance and became so destitute that he could earn his living only by hard labour. One night, he lay down to sleep, dejected and heavy hearted, and saw in a dream a Speaker who said to him, «Verily thy fortune is in Cairo; go thither and seek it.» So he set out for Cairo; but when he arrived there evening overtook him and he lay down to sleep in a mosque Presently, by decree of Allah Almighty, a band of bandits entered the mosque and made their way thence into an adjoining house; but the owners, being aroused by the noise of the thieves, awoke and cried out; whereupon the Chief of Police came to their aid with his officers. The robbers made off; but the Wali entered the mosque and, finding the man from Baghdad asleep there, laid hold of him and beat him with palm-rods so grievous a beating that he was well-nigh dead. Then they cast him into jail, where he abode three days; after which the Chief of Police sent for him and asked him, «Whence art thou?»; and he answered, «From Baghdad.» Quoth the Wali, «And what brought thee to Cairo?»; and quoth the Baghdadi, «I saw in a dream One who said to me, Thy fortune is in Cairo; go thither to it. But when I came to Cairo the fortune which he promised me proved to be the palm-rods thou so generously gavest to me.» The Wali laughed till he showed his wisdom-teeth and said, «O man of little wit, thrice have I seen in a dream one who said to me: ‘There is in Baghdad a house in such a district and of such a fashion and its courtyard is laid out garden-wise, at the lower end whereof is a jetting-fountain and under the same a great sum of money lieth buried. Go thither and take it.’ Yet I went not; but thou, of the briefness of thy wit, hast journeyed from place to place, on the faith of a dream, which was but an idle galimatias of sleep.» Then he gave him money saying, «Help thee back herewith to thine own country;»–And Shahrazad perceived the dawn of day and ceased to say her permitted say.

When It was the Three Hundred and Fifty-second Night,
She said, It hath reached me, O auspicious King, that the Wali gave the Baghdad man some silver, saying, «Help thee back herewith to thine own country;» and he took the money and set out upon his homewards march. Now the house the Wali had described was the man’s own house in Baghdad; so the wayfarer returned thither and, digging underneath the fountain in his garden, discovered a great treasure. And thus Allah gave him abundant fortune; and a marvellous coincidence occurred.

(Extracto de Arabian Nights de Sir Richard Francis Burton)

Creo que podemos acá hacer una reflexión interesante. Desde el punto de vista estrictamente comercial, debería darme lo mismo que un lector entre a mi librería y compre El Alquimista, Las Mil y Una Noches, o La Historia Universal de la Infamia. Más bien, preferiría que compre las Mil y una noches, por ser un tanto más cara que las demás. Desde el punto de vista del librero como promotor literario, orientaría al lector hacia Borges, pretendiendo así introducirlo al círculo de literariamente iniciados. Como agente cultural que creo que soy, mi prioridad es facilitarle al lector una lectura que se convierta en otra razón para seguir leyendo y para seguir descubriendo. Esto demanda una aproximación casuística, porque el lector no se enfrenta a textos, sino a sus propias lecturas anteriores y gustos. La lectura, al final, es una aventura profundamente solitaria que los libreros debemos saber respetar.

(fin de la segunda parte)

(Acá la tercera parte y final)