etxebarriaSi existe un fin para los mitos y los sueños, tres hermanas, Cristina, Rosa y Ana, los personajes de la primera novela de la española Lucía Etxebarria, tienen boleto en esa ruta, y nadie las detendrá. Hay fisuras internas que ellas tratan de reconocer en sus amantes, en la ausencia de ellos, a través obsesiones compulsivas, dentro de una pastilla, el frenesí de la vida nocturna, o el impulso por ser una over achiever, vistiéndose para el éxito, mientras en casa tratan de reconocerse en o romper el espejo.

“Aún me quedaban por delante años de hombres a los que no entendería, y todo un mundo desbaratado con el que tendría que lidiar a diario… Un mundo en el que sólo tienen cabida los triunfadores. Y para llegar a serlo hay que sacrificar casi todo lo demás”, reconoce una de ellas, ante la posibilidad de acabarlo todo. Junto a ellas lloramos en la cola del súper, nos suicidamos en forma asistida o solitaria, tal cual expertas flatliners. “La vida es triste, y la noche de Madrid no es tan maravillosa como todos se creen. Os lo digo yo, que vivo en ella”, confiesa otra de las hermanas, quienes se admiran, juzgan, ignoran y desconocen con igual intensidad. Adultas madrileñas que, en los años noventa, rememoran los eventos responsables por inducirlas a rellenar su abismo con barbitúricos de todo tipo. Entretenido y bien logrado debut de la controversial periodista, guionista y escritora, antes de recibir los premios literarios y las demandas por supuesto plagio.