Fui a ver Los Reyes de las Olas ayer con mis patojos y Carmen Lucía, mi esposa, y salí fascinado de ver un caricatura presentada como documental (y casero, de paso). Me pareció genial y me reí los 90 minutos completos.

mausMe he notado una debilidad por las obras que se encuentran a caballo entre dos géneros, particularmente las que se originan en ese género tan mal comprendido (y mal llamado) como es el cómic.

Pienso, por ejemplo, en Maus, un cómic en dos volúmenes, que se encuentra a mitad de camino entre el reportaje periodístico y la biografía familiar. Valga mencionar que se trata del único cómic que ha recibido un premio Pulitzer, para el que los organizadores, por falta de categorías adhoc, tuvieron que crear una mención especial (el género, se ve, está discriminado por doquier).
Maus es la historia de un sobreviviente de Auschwitz, Vladek Spiegelman narrada a su hijo Art (Art Spiegelman, el autor del libro). Los judíos son ratones, los Nazi, gatos y los polacos, cerdos. Fuera de ese detalle que mantiene una importancia simbólica, se trata de un cómic no solamente realista sino real. Un non-fiction-comic, podría haber dicho Capote.

Es un relato absolutamente conmovedor, franco y liviano de prejuicios, de un hombre imperfecto, un sobreviviente fortuito, enfrentado en igual medida a sus fantasmas y a sus desafíos cotidianos. Es también un retrato sobrio y escalofriante de la infamia del Holocausto, y sus gentes.

La traducción al español es de Cesar Aira, nada menos.

P.S. Hay un asunto que me quiero sacar, porque me parece insólito. Mi hija Dominique (10 años) es una lectora muy exigente. Esa es otra forma de decir que no es una lectora compulsiva, como su hermano de Bruno. En ese sentido se parece a mí a su edad (y a ésta también, creo). Hago la aclaración (porque se podría pensar que los cómics son cosa aparte) de que tampoco la había visto volverse loca por ningún cómic, hasta éste. Ha leído y releído Maus (los dos tomos). De hecho, es el único libro por el que la he visto espontáneamente desvelarse.

Ojo, estamos claros de que éste no es un cómic para niños. No es que no sea apropiado, por exceso de violencia, escenas inapropiadas, ni nada por el estilo. Es que se necesita una cierta fuerza para leerlo y una cierta madurez para releerlo.

Y con esto vuelvo a que no hay que dar por sentado lo que los niños puede o no pueden, quieren o no quieren leer, lo que entienden o no. Si los dejamos que lean lo que quieran, nos sorprenderemos de lo listos que están para tocar temas que a nosotros nos asustan.