«Al poner de forma instantánea y selectiva al alcance de centenares de millones de personas el enorme caudal de información de Internet, Google ha hecho posible, en apenas una década, una gigantesca revolución cultural y ha propiciado el acceso generalizado al conocimiento. De este modo, Google contribuye de manera decisiva al progreso de los pueblos, por encima de fronteras ideológicas, económicas, lingüísticas o raciales.» Así lee el comunicado del jurado del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2008.

Bien por Google, digo yo. El mundo es más pequeño, y a la vez más grande, desde la instauración de la era Google. Y, si bien su buscador ha sido el principal medio por el cual Google se ha dado a conocer y ha dado a conocer el mundo a muchos de sus habitantes, éste no es sino la punta más visible del iceberg que nos está llevando a todos encima.
Merece la pena observar a Google de cerca, porque, creo, su inserción en nuestra vida cotidiana no ha hecho más que empezar. Gmail, Google docs, books, reader, blogger, talk, desktop, earth, maps, apps, sites, gears. Un batería siempre creciente de maneras de hacer nuestra vida más sencilla.

Creo, además, que merece la pena hablar de esta noticia acá, porque (aunque no podemos más que intuir de qué forma ni en qué medida) tenemos clarísimo que la manera de entender el libro como vehículo de la cultura, como mercadería, como socializador, como industria, está siendo trastocada en sus bases por una revolución cultural cuya carreta está halada, entre otros, pero quizás primordialmente, por Google.

Para quien quiera acercarse a entender lo que está sucediendo, recomiendo la lectura de Wikinomics. La nueva economía de las multitudes inteligentes, el libro más oportuno, y quizás el más importante, que he leído en muchísimos años.

Pero yo sé que, cuando yo a esto voy,  muchos de ustedes de esto vienen. ¿Qué reflexiones les merece el Asturias en Comunicación de este año?